LA TECNOLOGÍA EDUCATIVA COMO UN FACTOR DE DESARROLLO DE LOS PAÍSES: REALIDAD O UTOPÍA
CONTEXTO MUNDIAL
El Director General de la OMPI, Francis Gurry, presenta el Índice Mundial de Innovación 2016 en una conferencia de prensa en la Oficina de las Naciones Unidas en Ginebra (fotografía: OMPI).
China se incorpora a la lista de las 25 economías más innovadoras del mundo, la entrada de este supone la primera vez que un país de ingresos medianos se une a las economías altamente desarrolladas que, históricamente, han dominado los puestos más altos del Índice Mundial de Innovación durante los últimos nueve años en los que se ha analizado la capacidad innovadora de más de un centenar de países de todo el mundo. La progresión de China refleja una mejora en el desempeño en el ámbito de la innovación en el país asiático, y pone de relieve también consideraciones metodológicas como el perfeccionamiento de los sistemas de medición del Índice.
Pese a la progresión de China, persiste la “brecha en materia de innovación” entre los países desarrollados y los países en desarrollo, en un contexto de creciente concientización entre los responsables políticos acerca de la importancia crucial de fomentar la innovación para tener economías dinámicas y competitivas. “Invertir en innovación es fundamental para impulsar el crecimiento económico a largo plazo”, afirma el Director General de la OMPI, Francis Gurry. “En la coyuntura económica actual, la prioridad de todas las partes interesadas es encontrar nuevas fuentes de crecimiento y aprovechar las oportunidades que ofrece la innovación a nivel mundial”.
En lo más alto de la lista del Índice Mundial de Innovación de 2016, cuatro economías - Japón, los EE.UU., el Reino Unido y Alemania - destacan por “la calidad de la innovación”, un indicador de alto nivel que tiene en cuenta el nivel de las universidades, el número de publicaciones científicas y el número de solicitudes internacionales de patente. China escala hasta el 17º puesto en calidad de la innovación, lo que le convierte en el líder de este indicador entre las economías de ingresos medianos, seguido de la India, que ha superado al Brasil.
Soumitra Dutta, decano de la Escuela Superior de Administración de Cornell y codirector del informe, destaca: “Invertir en la mejora de la calidad de la innovación es esencial para cerrar la brecha en materia de innovación. Al tiempo que las instituciones crean el marco de apoyo fundamental para lograr este objetivo, las economías deben centrarse en reformar la educación e incrementar su capacidad de investigación para competir con éxito en un mundo globalizado en rápida transformación”.
CONTEXTO LATINOAMERICANO
CONTEXTO COLOMBIANO
Nuestro país se encuentra en un proceso de construcción de una política pública que permita impulsar el desarrollo económico y social a través de la ciencia, tecnología e innovación, en medio de una incertidumbre que significa comenzar a (re)pensar qué tipo de desarrollo y para que sociedad se debe proyectar y a partir de ahí poner en práctica una serie de políticas basadas en la participación promoviendo la creación de mecanismos democráticos que faciliten la apertura de los procesos de toma de decisiones en cuestiones concernientes a políticas científico-tecnológicas.
El documento CONPES del departamento nacional de planeación, que proyecta la política nacional de ciencia, tecnología e innovación en nuestro país para el periodo 2015-2025, parte de unos antecedentes recientes de la política de CTI que tiene unos hitos importantes a partir de 2009, con la formulación de la Ley 1286 de CTI. Con ella se transformó a COLCIENCIAS en Departamento Administrativo de CTI encargada de formular, orientar, dirigir, coordinar, ejecutar e implementar la política del Estado en esta materia. La Ley también modificó el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología (SNCyT) para convertirlo en el Sistema Nacional de CTI (SNCTI), resaltando la importancia de la innovación en la competitividad, y creó los Consejos Departamentales de CTI (CODECTI) basados en los anteriores Consejos Departamentales de Ciencia y Tecnología con los que COLCIENCIAS elaboró los planes departamentales de CTI en 2012-2013. A nivel de políticas, en 2009 se formuló el CONPES 3582, el cual reconoce la necesidad de mejorar los niveles de innovación de las empresas, la institucionalidad vigente, y las debilidades de la formación del recurso humano para la innovación, entre otros. Así mismo, el Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014 hace explícita la importancia estratégica de la innovación y da el lineamiento para crear el nuevo Sistema General de Regalías (SGR), establecido mediante el Acto Legislativo 5 de 2011. En este sistema se crea el Fondo de Ciencia, Tecnología e Innovación con asignación del 10% del total de recursos del SGR, para financiar proyectos de CTI en los 32 departamentos del país y Bogotá D.C. En materia del arreglo institucional y la gobernanza, en 2012 se expidió el Decreto 1500 con el que se creó el Sistema Nacional de Competitividad e Innovación (SNCI) en paralelo al SNCTI, y se creó el Comité Técnico Mixto de Innovación (CTM Innovación). Después, en 2013, Colombia inició su proceso formal de ingreso a la OCDE, incluyendo el acceso al Comité de Política Científica y Tecnológica. En el caso particular de la innovación y el emprendimiento, en 2012 se creó el programa iNNpulsa Colombia (2012) al interior del Bancóldex con el fin de asignar recursos para financiar proyectos de innovación en empresas de etapa temprana.
A su vez, el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural y el SENA desarrollaron políticas y estrategias sectoriales específicas. En este período, se dieron iniciativas regionales como Bogotá Innova (2008), Ruta N (2009) y Manizales+ (2012), programas locales creados para coordinar los esfuerzos en innovación y emprendimiento en estas ciudades. Luego de este período de reformas nacionales y regionales, la Ley 1753 de 2015 realizó modificaciones que buscaban una mayor eficacia y simplicidad para la CTI. La Ley estableció en su artículo 186 la integración del SNCI con el SNCTI para eliminar la duplicación de sistemas administrativos y consolidar un único Sistema de Competitividad, Ciencia, Tecnología e Innovación (SNCCTI). Este nuevo sistema consolidado tiene como únicos interlocutores en los departamentos a las Comisiones Regionales de Competitividad, las cuales integran a las otras instancias departamentales como los CODECTI. Adicionalmente, en su artículo 7, la Ley 1753 creó los Planes y Acuerdos Estratégicos Departamentales de CTI como una herramienta para focalizar la inversión del Fondo de CTI del SGR en áreas acordadas entre la región y el Gobierno nacional. En este mismo año se formularon los documentos CONPES 3834 Lineamientos de política para estimular la inversión privada en ciencia, tecnología e innovación a través de deducciones tributarias, y el documento CONPES 3835 Declaración de importancia estratégica del proyecto de apoyo a la formación del capital humano altamente calificado en el exterior para aumentar la oferta de becas en maestría y doctorado financiadas con recursos públicos. Según el departamento nacional de planeación a julio de 2014 el gobierno Santos ha triplicado la inversión en ciencia y tecnología en cuatro años al pasar de $0,7 billones a $2,6 billones. También es importante destacar que el Gobierno hizo una reforma al Sistema General de Regalías para que el 10% de estos fondos se destinen a proyectos de innovación. El Fondo de Ciencia, Tecnología e Innovación del SGR ya ha aprobado proyectos por $1,72 billones. Hay que mencionar que el Sector de Ciencia y Tecnología dejaron un rezago para la vigencia 2014 de $51.981 millones.
Sin embargo, a pesar de los avances en materia institucional y desarrollo de herramientas para la ejecución de la política, el país y sus regiones no han logrado consolidar un sistema con las capacidades y resultados que contribuyan al desarrollo productivo y a los retos sociales del país. ¿Cuál debe ser entonces el enfoque Ciencia, Tecnología y Sociedad (CTS) para Colombia? (Quintero Cano, 2010) plantea que en el campo de las políticas públicas “Los estudios CTS han defendido la regulación pública de la ciencia y la tecnología, promoviendo la creación de otros mecanismos democráticos que faciliten la apertura de los procesos de toma de decisiones en cuestiones concernientes a políticas científico-tecnológicas”. Es aquí donde cobra importancia la participación ciudadana que según Rodrigo Baño, profesor de sociología de la universidad de Chile, encuentra su espacio de aplicación en el ámbito de la administración, “entendida genéricamente como aparato del Estado, pudiendo contribuir a resolver problemas que usualmente suelen señalarse en este ámbito, tendría que evitar la peligrosa invasión de la esfera de la decisión política. Esto no porque se piense en un orden intangible, en el que los sujetos sólo puedan intervenir a través de mecanismos institucionalizados que el mismo orden establece, sino porque la participación política, por cualquier medio que se realice, se establece por principio en la esfera del interés general como fundamento del poder político”.
(Osorio, 1.999), plantea que “en el contexto colombiano, los estudios sociales en ciencia y tecnología han estado muy enfocados hacia la investigación socio-histórica (por ejemplo, Colciencias, 1995), a la divulgación de estudios histórico-filosóficos (por ejemplo, Paláu, 1998) y al análisis de procesos de gestión y seguimiento de los actores. De ahí que pocos resultados se vean reflejados en el campo de la investigación y de las políticas públicas. Estos planteamientos nos sirven de base para afirmar que, al igual que en el resto de América Latina, aún nos encontramos en un proceso de construcción”. De ahí la importancia que nosotros como profesionales del campo de la educación, generemos la diferencia a partir de la pregunta qué tipo de desarrollo y para que sociedad debemos enfocar esos procesos de innovación. (Quintero Cano, 2010) Plantea que “el diseño, experimentación y evaluación de materiales curriculares para la formación en ciencia, tecnología y sociedad (CTS), se debe concebir para promover la formación del alumnado sobre los aspectos sociales de la ciencia y la tecnología, partiendo de los factores sociales que influyen sobre el cambio científico-tecnológico, pero también incorpora la visión sobre las consecuencias sociales y ambientales, perspectivas ambas que integramos en nuestro estudio, ratificando el objeto de estudio de CTS, buscando cautivar al alumnado mediante su enfoque innovador, facilitando el aprendizaje a través de lecturas, consultas, entrevistas, observaciones, comprobaciones y reflexiones”.
WEB BIBLIOGRAFÍA
http://www.wipo.int/pressroom/es/articles/2016/article_0008.html
https://www.dnp.gov.co/sala-de-prensa/Paginas/el-gobierno-santos-ha-triplicado-la-inversion-en-ciencia-y-tecnologia-en-cuatro-anos.aspx
http://www.colciencias.gov.co/sites/default/files/upload/noticias/conpes-borrador-cti.pdf
http://www.razonpublica.com/index.php/politica-y-gobierno-temas-27/7261-la-pol%C3%ADtica-en-ciencia,-tecnolog%C3%ADa-e-innovaci%C3%B3n-en-el-2013-retos-para-el-futuro.html
http://rcientificas.uninorte.edu.co/index.php/zona/article/viewArticle/1151
http://www.eurosur.org/FLACSO/confere2.htm
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